miércoles, 2 de septiembre de 2015

La finitud de la vida o porqué me gusta Snapchat

En el inicio de los tiempos, todo era diversión en internet, entretenimiento e ingenuidad. Nada formal, hasta que todo se volvió muy serio. Las personas toman posturas políticas en Facebook, se organizan manifestaciones en Twitter, las empresas ven tu LinkedIn antes de contratarte. 
 
Supongo está bien, pero esa misma seriedad le quitó la espontaneidad a la red. Ahora todo está ahí para siempre, una vez que lo subes, no hay vuelta atrás. La eternidad. Ahora pensamos todos nuestros pasos digitales: analizamos cada post, editamos cada foto, crucificamos a quienes se equivocan. Tantos juicios y miedo a que nuestra popularidad descienda. Todo lo cuidamos, extremamos precauciones, hasta esa nueva especie llamada CM se autodenomina “curadores de contenidos digitales”. Así cómo hacen los mismísimos curadores en los museos. Y cómo olvidar a mis favoritos: esos puritanos del lenguaje que se dedican a corregir los post ajenos, correctores de estilo sin cobrar.

Pero alguien vio la luz y creó Snapchat. Al fin alguien entendió la naturaleza de internet: foto que mandas, foto que desaparece, video que subes, video que se destruirá en 5, 4, 3, 2, bye. Esa ambición humana de luchar contra nuestra finitud y de querer que cada momento permanezca, ja. Nada es para siempre y Snapchat comprendió lo efímero de internet… y de la vida. (Ok, nada es tan bueno para ser verdad. Pueden tomar foto de pantalla antes de que desaparezca o bajar el contenido a su teléfono celular, pero tienen segundos para hacerlo).
 
Me encanta que nos despedimos del egocentrismo en su expresión bruta. No hay nada de esas cosas del diablo de likes, RT, corazones, comentarios. Adiós a los tormentos. Sólo tú puedes ver tus vistas. Despídete de subir tu mejor selfie y buscar la aprobación del público. Ni siquiera importa cuántos amigos o seguidores tienes.

Fantasmita: gslaura984

Sí, hay cosas importantes en la vida, pero ¡no lo quiero postear! Lo que quiero es subir fotos de cómo quedó mi maquillaje, antes de que las amigas malvadas me destruyan. Lo que quiero es sextear sin testigos. Lo que quiero es presumirle a mi amigo que está a dieta la hamburguesa gigante que comeré. Es contenido sin mayor trascendencia, que ni siquiera ocupará espacio en la memoria, ni del teléfono celular ni mía.

Contrario a ese afán de postear lo bella que es la vida y producir y editar y buscar una frase aspiracional sólo para subir una foto a Instagram, en Snapchat te puedes resistir y ser más honesto, más inmediato, incluso ¡más feo! Al principio, ¿internet no se relacionaba más con esto?

La TV so last century y Twitter es mi refugio ante lo arcaico de ver anuncios en la tv. Normalmente me gusta ver las premiaciones y estar en mi TL para aguantar la transmisión. Pero imaginen la pesadilla de leer un tuit, abrir el link y pasar cada una de las 186 fotos que consideran importantes. Hola 2015 y sólo tuve que abrir MTV en Snapchat y en menos de 3 minutos me enteré de todos los chismes de los VMA. Sí, así de superficial puedo ser.

Al principio me sentí culpable de que me gustara una app para millennials, pero luego leí este post y dejé de confesarme por usar Snapchat. Me gusta que lo limitado de la vida esté en un medio inmediato de internet.

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